Hace tiempo que me llevaba rondando la cabeza una idea:
fotografiar Toledo con sus estrellas, no sólo la Polar, Sirio, Vega,... las más
brillantes, sino con muchas más y, sobre
todo, al mismo tiempo.
La técnica, la ciencia y el sentido común me decían una y
otra vez que no era posible. La contaminación lumínica y el enorme rango de
luminosidad determinaban, como poco, que la luz de las farolas de nuestras calles
se encontraban a más de 15 pasos "fotográficos" de la débil luz de
las estrellas, unas 50.000 veces más brillantes, muy por encima de la capacidad
de la mejor cámara digital e incluso de nuestros maravillosos ojos.
No obstante, algunos días de luna nueva, en épocas estivales
y en ciertas condiciones atmosféricas, nuestra vista es capaz de apreciar esas
sutiles gamas formadas por nubes de aglomeraciones de estrellas y, si se tiene
un poco de paciencia, al rato somos capaces de discriminar hasta las débiles
gamas de color llegando incluso a apreciar nebulosas con bastante detalle.
Hasta nuestras cámaras son capaces de verlo y capturarlo en sus sensores si
bien de forma separada, estas luces y las de las ciudades no se llevan nada
bien.
Pero la tecnología y la imaginación lo puede casi todo, los
modernos programas de astrofotografía en simbiosis con las técnicas basadas en
el alto rango dinámico -lo que se conoce por HDR- posibilitan reducir, de forma
muy considerable, el rango luminoso real a las capacidades mucho menores de
nuestras pantallas, una compresión enorme pero no muy diferente a otras usadas
en representación, en la pintura o en los planos por ejemplo, pensemos en
nuestras dos dimensiones del papel que asemejan a las 3 reales y cuya falsedad
aceptamos sin pestañear.
Aquí mi primer intento, una pano hecha con una simbiosis
curiosa: una camara Eos con un objetivo Nikon 50/1,4 de hace 40 años,
composición de 132 fotos en Hdr +-2
Y otra un poco más perfeccionada tomada con luna nueva
absoluta al 0% el pasado 17 de agosto entre las 3:30 y las 4:20 am., sobre
nuestra Piedra del Rey Moro, con una
cámara Eos 1Ds MII y un Canon TS-E 24mm
f/3,5 tilt and shift tarado al punto nodal en 2 ejes simultáneos.
La imagen ha sido realizada con 592 fotografías raw y
durante 50 minutos, si bien el "momento" estelar es un instante determinado, concreto,
y en esa posición real en el espacio-tiempo respecto a Toledo.
No he usado monturas ecuatoriales ni motores -la imaginación es que da mucho de sí- sólo un
trípode Gitzo-4 y un cabezal panorámico 303 SPH, ambos demoledores para los
riñones y para las costillas. El seguimiento astronómico ha sido obtenido
manualmente por apilamiento y alineamiento en postproducción.
Aquí más grande: